El alzhéimer es una enfermedad neurológica degenerativa que afecta progresivamente a la memoria, el lenguaje, la atención, la percepción, el pensamiento, la personalidad, la movilidad, el aspecto físico, etc. Aunque hoy por hoy se desconocen las causas que provocan esta enfermedad, existen tratamientos para retrasar su avance. El alzhéimer suele aparecer a partir de los sesenta y cinco años, aunque se dan casos en los que debuta antes.

Como el alzhéimer deteriora todas las capacidades cognitivas, físicas y funcionales de quien lo padece, se necesita la figura de un cuidador desde el inicio. Este rol de cuidador es asumido por uno de los familiares del enfermo y desde AFADEMA ayudamos al familiar-cuidador en ese proceso de comprensión y afrontamiento de la enfermedad. De este modo, le brindamos apoyo psicológico, formación y orientación continua durante la evolución de la enfermedad, personalizando cada caso en función de sus necesidades específicas.

Muchas veces se confunden los síntomas iniciales con los de una depresión o un deterioro cognitivo asociado a la edad. Por eso es necesario hacer un seguimiento continuo del paciente para ver su evolución. Los síntomas más comunes asociados al alzhéimer son:

1. La desorientación espacio-temporal: confundir fecha, mes y año; desorientarse en la calle; perderse en itinerarios habituales, etc.
2. Fallos de memoria: no acordarse de tomar la medicación, de comer, de llamadas telefónicas, etc.
3. Alteración del estado de ánimo: apatía, tristeza, pérdida del interés y el disfrute, etc.
4. Descuido en el aspecto personal: abandonar el aseo de la cara y el cuerpo, ponerse la misma ropa, no afeitarse, etc.

En resumen, síntomas como estos que afecten a la vida diaria del enfermo serán considerados como señal de alarma para un posible alzhéimer.

Podemos considerar que existen tres fases en el alzhéimer:

1. Fase leve: Inicialmente se producen alteraciones sutiles en la memoria inmediata, en la capacidad para llamar a las cosas por su nombre, en el lenguaje y en el estado de ánimo en general. Los enfermos no pueden realizar actividades complejas donde se tenga que organizar y planificar algo, necesitando supervisión para algunas actividades básicas de la vida diaria.

2. Fase moderada: Empiezan a necesitar ayuda para el vestido, el aseo y la medicación. No son capaces de recordar si han comido o si han hablado por teléfono hace un momento. Su vocabulario es escaso y a veces incomprensible. No pueden salir solos a la calle porque no saben volver a casa luego. En algunos casos puede haber alteración del comportamiento.

3. Fase avanzada: En esta última fase, el rostro del enfermo se vuelve inexpresivo y no reconoce a su familiar, aunque emocionalmente aún es capaz de experimentar un vínculo familiar con las personas que le rodean. Suelen presentar también incontinencia fecal y urinaria, y la ayuda que necesitan para su supervivencia es prácticamente total.